El desconfinamiento paulatino ya es un hecho en todo el mundo y el transporte público es uno de los principales riesgos de contagio del Covid-19. Por eso, la bicicleta vuelve a brillar como una de las opciones más saludables para la movilidad y el transporte en tiempos de pandemia.
La han catalogado como una alternativa solidaria, porque cualquier actividad de traslado de forma individual es buena. La idea es tratar de reducir al máximo el desplazamiento de las personas a lo estrictamente necesario. Mientras más personas utilicen como medio de transporte la bicicleta, se va a reducir el número de personas que utilizan otros medios que provocan aglomeraciones.
Los beneficios son múltiples:
- Son prácticas y rápidas, principalmente para distancias cortas porque mantienen una velocidad constante, a diferencia de los autos que se atascan en tacos y semáforos.
- No contaminan y los ejemplos son bastante evidentes.En el norte de Italia, en meses de cierre del país por emergencia, (y por ende, de vehículos motorizados) disminuyó entre un 40 a un 50% los niveles de dióxido de nitrógeno. En Delhi, los mismo niveles disminuyeron un 70%, incluso sus habitantes podían ver el Himalaya. En China la contaminación del aire disminuyó en un 25% y las muertes por enfermedades respiratorias relacionadas a la contaminación, disminuyeron casi a 36 mil menos.
- Permiten respetar las medidas de distanciamiento social mientras las personas se mantienen activas, y como aporte al entorno, estimulan los sectores por donde se transita. En países como Estados Unidos y en Europa se ha demostrado que las actividades comerciales se ven beneficiadas por la presencia de una ciclovía. Lo que puede ser una contribución a los pequeños comercios que en estos momentos se han visto más afectados.
En varios países, los gobiernos han reabierto las ciudades con planes de ensanche de calles y apertura de nuevas ciclovías, que podrían terminar siendo permanentes. En más de 160 ciudades alrededor del mundo ya empezaron a adaptar sus calles. Reino Unido lidera ahora la transformación, pues su gobierno generó un fondo de US$300 millones para crear nuevas ciclovías y cruces más seguros para adaptar las calles en 10 veces el número de ciclistas y en cinco veces el de peatones.
Italia, Francia y Estados Unidos han convertido sus calles en espacios para andar en bicicleta y caminar durante el verano. La iniciativa contempla ciclovías temporales, calles más anchas, limites de velocidad menores a los 30km por hora y vías donde ciclistas y peatones tengan prioridad.
En Latinoamérica, Bogotá ya tiene 550 km de ciclovías y hay un plan para realizar 117 km más de emergencia. En Lima, quieren realizar 301 km de ciclovías temporales y ya han hecho 46 km.
¿Pero qué pasa con nuestro país? En Rancagua se está ensanchando la acera hacia la calle y demarcando los lugares con mayor afluencia para respetar la distancia. En Arica se están haciendo ciclobandas, ensanchamiento de veredas, vías exclusivas y bajando la velocidad de los autos. En Las Condes se realizaron ciclovías de emergencia en Presidente Riesco y Apoquindo y en Santiago Centro se han demarcado sendas ciclistas en algunas calles como General Gana.
El interés va en aumento, pues Google ha notado un aumento en las búsquedas de la “Mejor bicicleta” y la “mejor bicicleta eléctrica desde el 22 de marzo en adelante, menos de dos semanas después de que la OMS declarara oficialmente el brote de la pandemia.
En la OMS son claros: Siempre que sea posible, la recomendación es andar en bicicleta o caminar porque en estas formas de traslado existe distancia física y a la vez, se puede cumplir con el mínimo de actividad física diaria y así fortalecer el sistema inmunológico después de la pandemia, que estos días puede ser más difícil llevar a cabo debido al aumento al trabajo a distancia y al acceso limitado al deporte y otras actividades recreativas.
Y tu, ¿ya tienes tu bicicleta?