Según alerta el último informe de Global Footprint Network (GFN. En español: Red Global de la Huella Ecológica), organización internacional de sostenibilidad pionera en huella ecológica, este año en la Tierra hemos agotado el presupuesto de los recursos de la naturaleza de todo el 2020 durante el mes de agosto.
En el caso de Chile, se ha convertido en el primer país de Latinoamérica en ingresar al llamado “sobregiro ecológico”, lo que significa que la huella verde de Chile superó la capacidad natural de regeneración de las áreas biológicas y la de absorber los desechos humanos de todo este año. Desde la década de los setenta, esta fecha se ha adelantado más de dos meses en los últimos 20 años, y este año fue durante mayo.
El sobregiro ecológico cambia año a año y se calcula midiendo la capacidad de un área específica, biológicamente productiva, de generar un abastecimiento regular de recursos renovables y de absorber los desechos resultantes de su consumo. Por lo tanto, cuando la huella ecológica de una región supera esta capacidad biológica, quiere decir que se está usando de manera no sostenible.
Los costos de este excesivo gasto ecológico global se hacen cada vez más evidentes en forma de deforestación, erosión del suelo, pérdida de biodiversidad o acumulación de dióxido de carbono en la atmósfera.
El problema con el uso no sostenible de áreas biológicas es que van perdiendo su capacidad de regenerarse y absorber los desechos producidos por los humanos. Chile se convirtió en el primer país de Latinoamérica en entrar en sobregiro ecológico, según informó la GFN. Lo preocupante es que el país viene sobregirado hace el 2017 a la actualidad.
La biocapacidad de Chile es de 3,5 hectáreas globales (gha) por persona y su huella ecológica es de 4,3 gha por persona, lo que arroja un déficit de 0,8 gha. Esta situación se debe principalmente al modelo económico actual que prioriza la sobreexplotación de los recursos, por encima de la conservación y restauración de los ecosistemas: Está directamente relacionado con la escasez de agua, la deforestación, erosión de los suelos, la pérdida de biodiversidad y el aumento del dióxido de carbono en la atmósfera. Siendo las actividades más contaminantes, la quema de combustibles para generación de electricidad, la quema de combustibles para el transporte terrestre y la quema de combustibles de la minería.
El dato duro es sobrecogedor: Si todo el mundo consumiera al ritmo de la población chilena necesitaríamos 2,64 planetas similares a la Tierra para soportar a la población mundial de forma indefinida.
Tomar conciencia de este desafío a nivel individual es clave para la solución, y por ello Global Footprint Network lanzó un listado de soluciones denominado “Move the Date”, en el que invitan a las personas a calcular su propia huella ecológica y su día personal de superación de los recursos de la Tierra.
Nuestras elecciones diarias pueden determinar nuestro futuro. La transformación a un mundo sostenible y neutral en carbono tendrá éxito si aplicamos las mayores fortalezas de la humanidad: previsión, innovación y cuidado mutuo.
Si se disminuyeran al mínimo las emisiones fósiles, se apostara por la conservación y restauración de la naturaleza y se eligieran energías limpias, a largo plazo cambiarían la trayectoria de los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera. Te invitamos a aportar educándote sobre las decisiones de consumo que realizas a diario y en cómo ellas afectan tu huella ecológica.
Fuente: