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Reinas del mar: Ballenas y cetáceos que debemos cuidar

En las costas de Chile se han registrado 43 especies de cetáceos, es decir casi un 50% de todas las especies existentes en el planeta se han avistado en aguas nacionales. El Océano Pacífico es una ruta migratoria, dichos animales viajan de norte a sur para alimentarse durante la primavera y verano, y regresan de sur a norte en otoño para reproducirse en invierno en las aguas de Perú, Ecuador y Colombia.

Los cetáceos son mamíferos placentarios completamente adaptados a la vida acuática. El ejemplar más grande de ellos es la Ballena Azul, que puede alcanzar los 30 metros de largo y hasta 180 toneladas de peso, sólo su lengua puede pesar tanto como un elefante. Utilizan barbas para alimentarse de krill. Suelen vivir en solitario y son ruidosas, sus gemidos se pueden oír a más de 1.500 km de distancia.

El cetaceo más pequeño es la Marsopa, que mide aproximadamente 140 centímetros. Debido a su magnitud es que están bien adaptados para sumergirse en grandes profundidades. Su aleta dorsal es su característica más distintiva para diferenciarse de lobos marinos, tiene dientes aplanados, a diferencia de los delfines y un hocico casi sin pico, redondeado, lo que se percibe como una eterna sonrisa.

Ambos están presentes en nuestras costas, junto con las Orcas, las Toninas, los Delfines, los Calderones y Cachalotes, todos ellos de diferentes tipos. Sin embargo, el estado de conservación de varios corre peligro, particularmente el de la Ballena Franca Austral, la Ballena Azúl, la Ballena Jorbada, Rorcuales y Cachalotes, que se encuentran en peligro de extinción y vulnerables.

¿Las causas? Lamentablemente son cazados para la comercialización su carne, grasa y aceite. Si bien, es una práctica que nos parece antigua e innecesaria, aún se practica en países como Japón, Islandia y Noruega, incluso después de 1986 en que se estableció la prohibición de su caza.

Por otro lado, miles de ballenas y cetáceos son capturados en grandes redes por accidente durante las pescas de peces a nivel industrial. Y debido a la gran cantidad de embarcaciones que actualmente hay en el océano, es usual que estos animales colisionen, causándoles lesiones traumáticas, e incluso la muerte.

A su vez, debido al cambio climático, aumenta la temperatura del agua, alterando su sistema reproductivo y provocando escasez en su alimento. Por eso, deban migrar lejos, tardan en encontrar su comida o derechamente mueren de hambre.


 
La contaminación marina por su parte, es cada vez más grave, hay tantas sustancias tóxicas como aglomeraciones de plásticos en el mar, además de exceso de sonidos. Esta contaminación hace que las ballenas se alimenten por error de plásticos y mueran o se desorienten debido al exceso de ruido, por la bulla de sonares y barcos y se confundan, terminando varadas en orillas de playas. También mueren intoxicados por combustibles, vertidos de petróleo, metales pesados, etc. Todo esto destruye su hábitat, limita su espacio, reduce la disponibilidad de alimento, intoxica, daña sus oídos y sentidos de la orientación, además de capacidad reproductiva.
 
Si a pesar de que existen leyes, éstas se ignoran en muchas partes del planeta, ¿Cómo podemos ayudar a los cetáceos a recuperarse y no extinguirse? Reduce, reutiliza y recicla, si vas a la playa no dejes residuos en la arena o el mar. Evita actividades turísticas que impliquen acercarse a estos animales de manera irrespetuosa e infórmate al máximo sobre la evolución del estado de estos animales y su entorno para ayudar a crear conciencia, sobre todo en niños.

Fuentes:

Sur Actual

Centro de Conservación Cetácea

Aqua 

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